Un examen de rutina de la vista podría detectar fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer en segundos, de acuerdo con este nuevo estudio.
El escaneo no invasivo busca cambios en los vasos sanguíneos de la retina. Pequeñas alteraciones en esta pequeña pieza de tejido refleja cambios en aquellos que están pasando por signos de demencia, mencionan los científicos.
La técnica, llamada OCTA (por sus siglas en inglés que se traducen como angiografía térmica de coherencia óptica), podrían revolucionar el tratamiento de desordenes neurológicos devastadores ya que habilita el diagnóstico temprano. Los doctores ahora pueden ver los vasos sanguíneos en la parte de atrás del ojo, cuyo grosor es menor al de un cabello humano.
La experimentada autora Sharon Fekrat, PhD oftalmóloga en el Centro para la Vista de Duke en Durham, Carolina del Norte, dice: “Si podemos detectar cambios en los vasos sanguíneos de la retina antes de cualquier cambio cognitivo, eso lo cambiaría todo”.
El estudio publicado en la página web Ophthalmology Retina compara las retinas de pacientes con Alzheimer, con personas con discapacidad cognitiva media (MCI por sus siglas en inglés) y personas saludables como grupo de control.
El grupo de pacientes con Alzheimer perdió una pequeña cantidad de vasos sanguíneos en la parte de atrás de la retina. Una capa específica de la retina que es más delgada. Ni las personas con MCI mostraron este cambio.
Las diferencias en densidad fueron “estadísticamente significativas” después de que los investigadores consideraron otros factores como edad y género.
Esto demuestra como el dispositivo de imagen puede hasta distinguir entre olvidos preliminares por Alzheimer y MCI que llevan a demencia.
Los resultados están basados en más de 350 participantes incluyendo 39 con Alzheimer, 72 con MCI y 254 que estaban cognitivamente saludables.
Esto resalta la importancia de otras investigaciones acerca de la conexión de los ojos con la enfermedad de Alzheimer. Es el análisis más grande de su tipo hasta ahora y se agrega a la evidencia creciente que sugiere que OCTA es una herramienta potencialmente vital para poder comprender mejor esta enfermedad.
Ya que la retina es una extensión del cerebro que comparte varias similitudes, el tejido sugiere que su deterioración refleja el deterioro del otro.
Ambos están conectados por el nervio óptico, el que Fekrat y sus colegas dicen ofrece “una ventana en el proceso de esta enfermedad.”
El examen puede significar que los pacientes deseen ser prescritos con medicación décadas antes de que los síntomas se desarrollen cuando los tratamientos son más propensos a funcionar. Cambios en el estilo de vida, tales como comer la comida correcta y ejercitarse más, pueden retrasar o hasta para esta condición en aquellos que están en riesgo.
La actual medicación para la demencia sólo trata los síntoma -no la causa- lo que significa que aún no hay cura. Esto a llevado a incremento en la prevención.
Una de las principales razones de que la nueva medicación no sea efectiva hasta ahora puede deberse al hecho de que usualmente son administradas tardíamente en el desarrollo de la enfermedad cuando ya ha avanzado. Un diagnóstico temprano puede hacer posible que en varios tratamientos se administren con anticipación al hacer ensayos clínicos, lo que llevaría a mejores resultados.
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Fekrat y sus colegas dicen que es un desafío diagnosticar la enfermedad de Alzheimer. Algunas técnicas pueden detectar signos de la misma, pero no son prácticas para tamizar a millones de personas.
Los escaneos cerebrales son caros y las punciones lumbares que usan agujas para recoger fluido espinocerebral de la espina dorsal es riesgosa.
En cambio, la enfermedad es frecuentemente diagnosticada a través de exámenes de memoria o al observar cambios del comportamiento, para lo que en ese momento está demasiado avanzada.
Fekrat y el autor líder Professor Dilraj Grewal PhD, quienes trabajan en el mismo laboratorio, esperan que su trabajo tenga algún día un impacto positivo en la vida de los pacientes.
“El diagnostico de la enfermedad de Alzheimer es una enorme necesidad sin suplir,” dijo Fekrat. “No es posible para las técnicas actuales como el escaneo del cerebro o la punción lumbar para tamizar al número de pacientes con esta enfermedad.
Es posible que estos cambios en la densidad de los vasos sanguíneos en la retina puedan reflejar lo que está pasando en los pequeños vasos sanguíneos del cerebro. Nuestro trabajo no está culminado.”
Sus resultados siguieron un grupo de estudios recientes realizado por OCTA que han vinculado cambios en el ojo con el Alzheimer.
Las células de la retina convierten las señales de luz que entran al ojo en señales neuronales que el cerebro puede interpretar.
Un estudio reciente de 32.000 personas realizado por la Universidad de Londres usando una técnica similar encontraron que aquellos con retinas más delgadas eran más propensos a tener problemas con la memoria y el razonamiento.
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– Traducido al español por Aletheia Jurado