La captura y el secuestro del carbono, son términos utilizados para el almacenamiento de las moléculas de CO2 en un objeto sólido, como un edificio o un árbol, por donde no puedan escapar, es una de las tantas herramientas que emprendedores, fábricas y empresarios están usando para contribuir en el combate contra la crisis climática.
Similarmente, una iniciativa en Israel está erradicando una toxina medioambiental al ponerla dentro de otra. UBQ Materials está tomando los desperdicios domésticos que normalmente terminarían en los rellenos sanitarios, e incrustándolo en plástico reciclado líquido para crear “un material compuesto termoplástico, biológico, sustentable y positivo con el clima”.
La basura es clasificada, pasa por un imán para quitar los metales, antes de ser secada y triturada en una especie de confetti de basura. Después es añadida a un plástico que está listo para el reciclaje, se las derrite en conjunto antes de secarlas y cortarlas en forma de pequeños pellets.
Los pellets resultantes pueden ser enviados con facilidad y utilizados en varios procesos de fabricación como inyectarlos en moldes y ladrillos biodegradables. Se los puede teñir en cualquier fase del proceso para asegurarse que el cliente tenga el plástico del color que desea.
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Los fundadores de esta compañía estaban tan seguros de la ciencia detrás de su revolucionario proceso de reciclaje sería exitoso que le solicitaron a la firma consultora medioambiental Suiza Quantis que hiciera un análisis en la sostenibilidad ambiental de sus operaciones.
Quantis encontró que sustituir una tonelada de pellets de UBQ por la misma cantidad en material de polypropyleno ahorraría unas 15 toneladas de emisiones de dióxido de carbono, convirtiéndolo en el material termoplástico más sostenible de la tierra.
El concepto de cortar el ciclo basura- relleno sanitario, que generaría gases dañinos para el ambiente como gases de efecto invernadero o gas metano, e incrustarlo dentro de un plástico reciclado, puede ser rastreado históricamente, de acuerdo a The Post, un militar Israeli que pensó que mezclar el lodo contaminado del río Kishon con plástico podría hacer que el río se recupere. Si bien esta idea no funcionó, atrapar las sustancias dañinas para el medio ambiente en plástico que posteriormente serán usados para hacer otros materiales o productos, por ende asegurarse que no contamine (o que a largo plazo contamine el planeta), es un concepto clave que no ha sido abandonado.
Generando una fortuna de USD$50 millones como magnate del hummus, Rabbi Yehuda Pearl ha ayudado a la compañía de ir a banca rota hasta convertirse en una empresa internacional de ladrillos biológicos avalada en USD$3.5 millones con una inversión inteligente e investigación y desarrollo. UBQ, iniciales para Ubiquitous está vendiendo plástico granulado compostable a Plasgad, una compañía Israeli que produce pallets, cajas y contenedores de reciclaje, 2.000 de los cuales están siendo enviados a las autoridades de manejo de desperdicios en Virginia Central, EEEUU.
Las instalaciones de UBQ en Tze’elim Kibbutz pueden producir hasta una tonelada de este material especial en una hora, lo que es al rededor de 5.000 -7.000 toneladas anuales. Su éxito les ayudará a mudarse a unas instalaciones que les ayudarán a producir 100.000 toneladas anuales.
Comparte esta Buena Noticia de Alianzas Pro-Clima en tu Comunidad y Esparce la Esperanza. Foto de portada por Michael Manas, CC license
– Traducido al español por Aletheia Jurado